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lunes, 5 de enero de 2015

LOS MUERTOS




Era una mañana plomiza
de esas que ni el ave quiere,
el aliento se para a escuchar
el crujido de las hojas caídas.


En el desafío de un nuevo día
ni las flores emergieron por el frío,
todas ellas quedaron dormidas
sin enfrentarse a la soledad de la avenida.


Ya no amanece en mis madrugadas,
ni la leyes naturales dignan
darme sus brazos a la vida.
Una capa de tierra me deja en el olvido
y me oxido como fruta caída del árbol.


En el lugar de los muertos
todo se detiene, nada se escucha,
amigos del pasado,
amigos del presente
no hacen acto de presencia
al carecer de esencia
los laberintos de la memoria.


No vengas hoy a mi lápida
para hablar de lo que no hicistes en vida,
no es el tiempo, no es el lugar,
la tierra removida no entiende
de palabras que no siente la boca.


Y todas esas penas
el viento las recoge y esparce
por el mundo de los vivos, río abajo,
o en el curso del olvido
donde nadie las oye y la nieve tapan.


Y vendrán de nuevo las aves
a llenar gozosas sus vientres
los frutos de mi fosa,
con todos los colores, con todas las flores,
milagro de abono descompuesto
tras miles de días a la intemperie.



©GuillemSenent 05/01/2015


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