No pude
llegar,
mil
serpientes, decianse amigos,
rodeaban
mis tobillos.
Héme
aquí sin bolsillos,
sin
ropa, desnudo, sin aliento,
cuerpo
sometido
al
aire glacial de mi existencia,
pecho
de escarchas, manos agrietadas,
que
se alzan hacia la vida huyendo de la muerte.
No
pudo ser, no pude llegar.
No
hay vida dentro de mí,
no
tengo un corazón caliente
que
me calme como el vino.
No
hay rastro de pasos,
tal
vez matorral y ocaso,
el
principio del fin.
No
pude llegar
a
la madurez, siempre
fui
el niño loco
que
gustaba de la vida,
sentir
su néctar, leer los dibujos
que
dejaban las luciérnagas;
la
vida tranquila y la escritura de sentimientos,
palabras
que giraban
alrededor
de mi alma.
No
pudo ser. No pude llegar.
Sentí
la traición y la mentira
como
un tornado aniquilador de mi mundo.
No
pude llegar a salvarme.
No
pudo ser.
Guillem
de Senent. 29/06/2012. Derechos intelectuales reservados.
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