Todavía
tengo tu aroma retenido en mi memoria..
En cuando te vi absorbí cada centímetro de tu piel, cada poro de tu epidermis, cada gota de sudor, cada pelo suelto que yace sobre tu nuca y tus hombros.
Quiero que sepas que no es amor. Es el recuerdo de un pasado que vuelve a mí. No se trata de ti; se trata de cómo eras tú: tu inocencia, tu niñez, tu avidez de jugar, el querer saber por qué vuelan los cometas, por qué no caen las estrellas del cielo o, simplemente, por qué existen el día y la noche.
Fuiste mi voz amada. Me rescatabas de los abismos donde la oscuridad me cercenaba. Toda tú, el sonido de tu voz, tu risa musical, la paz de tus manos, el cobijo que me dio tu hombro. Las raíces que sembrábamos...
Un día pasamos a las letras. Inocentes cartas de amor volaron de un destino a otro. La marca del bolígrafo corría a toda velocidad intentando atrapar este sentimiento que me arrancaba el corazón debido a tu lejanía. Tu esbelta caligrafía y tu beso carmín lo sentía como algo impersonal.
La distancia no perdonaba...
No había tren que me llevara a ti.
El pasado no podía volver; hemos cambiado. La palabra fue leída más tu presencia fue borrándose de mi memoria. Crecimos, amamos y reímos con personas diferentes.
Vivimos vidas paralelas y nuestra inocencia quedó grabada en nuestro subconsciente como una anécdota más de la vida. Algo que nos ayudó a crecer al aprender a amar.
Eres mi sueño profano del pasado, te quise y te amé. Aquel amor puro que a veces tengo surcando los mares de mis experiencias oníricas. Un barco y una luna. No necesitaba más..
©GuillemSenent.
04/01/2012. Todos los derechos reservados.
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