He
velado por vuestras vidas
sin
pertenecer nunca a ellas.
He
sentido como mío
cada
latido de vuestros corazones.
Con
vuestra imaginación he volado,
y
también descendí a la tierra.
He
buscado vuestra sonrisas
y
encontré un río de muecas.
Rostros
apagados, máscaras pétreas,
ojos
sin rumbo, sin brújula,
transitan
por las calles de cemento,
mentes
atrapadas en busca
de
sus labores habituales.
Con
las bocas amordazadas..
Con
las bocas cosidas...
Con
las bocas cerradas...
Diafragmas
llenos de nubes
de
combustión del tabaco,
del
plomo que se respira en el aire
y
caen sobre el asfalto.
He
sentido vuestras soledades
como
heridas mías que se deslizan
y
cortan mi piel
como
cuchillas de acero.
No
hay manos a qué agarrarse
en
esta permanente noche fría
para
guiarles por la oscuridad
de
esta impersonal ciudad.
Ríos
de agua gris corren por su subsuelo,
ríos
contaminados de medicación,
alcohol,
drogas y ratas.
Ríos
de que vienen de Sodoma
y
se vierten desde las cloacas.
©
Todos los derechos reservados.
Guillem
de Senent. 11/02/2014
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