Quisiera ser como el ave solitaria
que surja los ciclos del cielo de la vida,
escapar hacia donde me lleve
el vaivén de la cuna de los vientos.
Escapar quiero
del desolador poniente de los cuervos;
de los monzones de almas oscuras,
de los aludes de mentiras de la vida.
Y solo, cuando te encuentre,
no necesitaré de las plumas para escribirte,
con mis alas te dibujaré
las palabras más amadas.
Atravesé submundos de valles,
sobrevolando sobre las cosas quietas,
buscando tu jardín de flores de jacarandá,
magnolias y azahar
donde un día hallé
esos abrazos prófugos perdidos en el recuerdo.
Y cuando tu silbido escuche
en el nido de tus amados brazos amenizaré,
un nido de amor sobre tu falda haré,
y sobre tu escote, una rosaleda de besos.
Abrázame, amor, quiéreme,
arrúllame, quémame,
en las llamaradas de tus brazos.
Y en la noche más oscura,
susúrrame una canción de cuna
bajo el arrullo de los sauces,
que morir quiero, por vez última,
entre tus cálidos abrazos.
Guillem de Senent. Todos los derechos reservados 11/10/2013
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