Señor..
Me
ves y no soy más que un ánima de lo que fui,
una
sombra errante volviendo sobre sus pasos,
un
corazón sangrante;
mi
alma es tuya, Señor,
pero
mi maltrecha mente
rebosa
melancolía..,
harapos
de recuerdos
vagando
hacia un poniente incierto
para
convertirme en ausencia.
Señor...
Mira
mis huesudas manos
casi
femeninas, implorándote,
que
me des la vida
o
fenecer de ella,
agria
es como la uva putrefacta.
Reconóceme,
Señor,
como
un alma llena de dolor,
te
impetro pues, si es posible,
un
digno fin en las estrellas.
Porque
si ayer fui un fuego voraz
hoy
soy cenizas del presente.
Mi
corazón herido
no
da para más;
grande
se me hace la vida, Señor,
como
una llorosa losa...
Señor...
Dame
la vida que anhelo,
devuélveme
la infancia,
los
abrazos, mi primer amor,
mis
juegos y mis risas.
Todo
esto te pido
desde
mi torturada alma
Guillem
de Senent. 17/10/2013. Todos los derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario