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domingo, 3 de agosto de 2014

EL ABRAZO DE LAS MAREAS




Decían ayer
que en mi alma pesan las sombras,
lastres que arrastro hacia mi sepulcro
para acelerar mi caída final.


Llueve el cielo a manos abiertas,
que no de agua, amor, sólo espinas
que atraviesan mi agonizante cuerpo desnudo
sin albas, sin vallas,
cuerpo que se alza
después de una caída,
una alambrada asesina
rodea mi alma, sí, una alambrada...


Siente este lastimero latido
de golondrinas que anida en mi pecho
a través del abrazo salvador,
que me hace mecer
entre algas y peces.
El abrazo de las mareas.


Según estés, o estás ausente, o no estás,
mi barca flota sobre la pleamar,
o bien, tus pensamientos están
varados en la bajamar
hasta quedarse en estoa,
en lo alto o en lo bajo.


Llueve agua sobre agua,
y dulce sobre salado,
como tu abrazo que contiene
el aroma de mujer hermosa.
Implosión de endorfinas,
explosión de pétalos girando,
dos raíces que se enroscan en tierra
por no sucumbir a la deriva.


El abrazo de las mareas,
de los sentimientos tranquilos,
a mis hijos, a mi esposa;
a mi padre que está en los cielos,
a mi madre que sufre en la tierra.


El vaivén del abrazo
que cura, cicatriza tiempos y heridas
del pasado, del presente.
El abrazo que mece al niño
antes de su cuna.
El abrazo que conmueve
que hasta los cielos lloran
ya no de espinas, amor,
sólo de emociones desbordadas.

©GuillemSenent. 28/03/2013. Todos los derechos reservados.


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