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sábado, 16 de agosto de 2014

LA PRIMERA HERIDA





Culmina Febrero,
y sus lluvias sin pausa.
Abrazado al calor del fuego,
siento el crepitar de la leña.

Mis sombras son mis sábanas,
mis sábanas son mis sombras.

Alargada y salina es la herida,
la del cielo, la del cuerpo y la del alma.
Me siento cansado, casi cruzando
el incierto otro lado
de este mundo de sombras.

Mis sombras son mis sábanas,
mis sábanas son mis sombras.

El tiempo, moribundo, pasa despacio,
cada paso, cada sonido,
estremecen mis cimientos mentales,
llevándome al abismo de la caída
se oye rasgar el aire
al filo de una catana.


Mis sombras son mis sábanas,
mis sábanas son mis sombras.

Pasa el barquero hacia Oriente,
sentado en la ribera espero.
No me es ajeno
este páramo de tinieblas
donde cuelgan de una alambrada
las almas ausentes, lloradas, perdidas..

Mis sombras son mis sábanas,
mis sábanas son mis sombras.

La herida..
La primera y la última.
La de la vida y la de la muerte.
Pasa con su guadaña, compañera,
porque mientras tú respiras, yo
duermo en el otro lado de la vida.

Mis sombras son mis sábanas,
mis sábanas son mis sombras.


©GuillemSenent. Todos los derechos reservados. 01/03/2013

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