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viernes, 13 de junio de 2014

PECANDO EN LA NOCHE



Quisiera
 beber de tus sueños
aún sin fuerzas para afrontar
la peor de tus pesadillas; mi meta
es estar en tus oníricos pensamientos,
no como hombre desolado,
sólo como hombre niño
falto de ternura
sin regazo en qué llorar,
ni pecho en el cuál pensar,
ni más aire que respirar
que no sea el que respires tú.

Accedí a tu submundo, sólo por amor,
pero quedé atrapado en tu pecado,
entre tus muslos cohabité
enlazando cada vello íntimo
cayendo en la trampa de la noche más oscura.







Fuimos dos cuerpos lacerados
fundidos el uno dentro del otro, sin amor,
ni pequeño, ni grande,
simplemente vacíos, exangües,
obtusos, inertes, ríos secos,
alamedas desiertas...

El alba de nuevo nos vuelve a la realidad, la cotidianidad,
al páramo de equivocaciones, a distintos caminos,
nos vestimos con distintas máscaras,
cada cual gira por su lado.
Otra noche quizás pequemos de nuevo
arrastrándonos al blanco lecho
que todo lo consuma, hasta el alma,
saciando el apetito voraz
de los adultos amantes.

Guillem de Senent. Todos los derechos reservados. 06/09/2012

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